A lo largo de mi
vida he tenido muchas necesidades económicas, traduciéndose en un poder
adquisitivo limitado; más nunca he sido ni me he considerado pobre.
Pobre aquel que ha tenido que vivir como una copia de alguien más toda su vida, mientras su originalidad innata le grita constantemente que pudiera ser alguien más.
Pobre aquel que ha tenido que vivir como una copia de alguien más toda su vida, mientras su originalidad innata le grita constantemente que pudiera ser alguien más.
Pobre aquel que no
está seguro de recibir una buena referencia ni de su propia pareja y que no se
considera confiable a sí mismo. Aquel que nunca honró a sus padres en vida y
sus hijos tampoco lo honran a él, por ende nunca se ha sentido totalmente amado
en su vida entera, y probablemente nunca haya hecho el amor con todo su ser,
hasta el punto de llegar a materializarlo.
Pobre aquel que nunca
logró desprogramar todo lo que nos metieron en la cabeza desde niños, muchos ni
siquiera saben que esto se puede hacer. Aquel que desconoce que el orgullo es
inútil, que mientras se vive para crear una identidad; el precio siempre será
el dolor. Más pobre aún quien menosprecia el consejo de aquellos que llevan más
tiempo en esta tierra que nosotros, aquel que, menos aún; valoraría las ideas
de los jóvenes, las cuales pueden ser brillantes y que sólo necesitan
acompañamiento.
Pobre es quien vive
sin metas en la vida, quien no comprende que cada meta tiene un precio
correspondiente y es más pobre aún, quien no entiende que este precio se debe
pagar; en la mayoría de los casos con sufrimiento.
Pobre aquel que nunca logró elevarse y no aprendió a observar, a pensar y a planear en macro. Aquel que piensa que el dinero es un fin y un mal, aquel que no aprendió que el mismo es sólo un medio. Pobre el que nunca descubrió el poder liberador del desapego a lo material.
Pobre aquel que nunca logró elevarse y no aprendió a observar, a pensar y a planear en macro. Aquel que piensa que el dinero es un fin y un mal, aquel que no aprendió que el mismo es sólo un medio. Pobre el que nunca descubrió el poder liberador del desapego a lo material.
Pobre aquel que es
manipulado por intereses de religiones y políticas, y no descubrió el secreto
de la fuente eterna de vida, que muchos llaman "Dios", aunque le otorguen diferentes significados;
generalmente ligados a sus propios intereses. Aquel quien nunca entendió el
poder liberador del ahora y no aprendió el estado de conciencia absoluta.
Pobre aquel que
piensa que los libros se pueden reemplazar por tecnología, aquel que no
ejercitó su mente y viajó por medio de ellos, ampliando cada vez más su visión
general de este mundo.
Pobre me sentiría si
pensara que "posteando" en Facebook puedo cambiar los acontecimientos
mundiales, el inconsciente colectivo y la política de mi país.
Nunca he
sido pobre por la sencilla razón de que yo soy el que soy y esa es mi mayor
verdad.
Darío
Morales
14 de agosto
de 2014
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